Mara Ambrosio y Gerardo Noriega son los artífices detrás del estudio DIEZPASOS. Compañeros de vida y de profesión, arribaron en 2015 desde Buenos Aires para concretar el sueño de vivir cerca del mar y trabajar en lo que tanto les apasiona: la arquitectura.



Después de “quemar las naves” e invertir todos sus ahorros, se instalaron en Villa Robles y hasta el día de hoy siguen siendo unos de los pocos habitantes permanentes en la zona. Pioneros y desafiantes, disfrutan del privilegio de ser únicos en un entorno que invita a recuperar el valor de las simples cosas: “Nos encanta ir a recorrer las obras a pie”, revela Mara.
Sus proyectos cuentan experiencias y sensaciones. Las vistas, el efecto de luces y sombras, la diversidad de texturas, los aromas, la escala de los espacios: todo tiene un propósito y responde a una búsqueda que excede la función de cada ambiente. Se trata de activar los sentidos, de propiciar la permanencia, el placer de estar.
“Cuando diseñamos un proyecto, lo pensamos desde la vivencia. Imaginamos la experiencia de la persona recorriendo el espacio, qué le hace sentir cada lugar. Cada sector tiene un porqué, nada es al azar”.
¿Por qué las ventanas redondas?, nos preguntamos. “Son círculos. Para mí son como el útero: un espacio que acompaña el descanso, te envuelve, te acoge, te ofrece protección”. (SUGERENCIA: esto puede ir en el cuerpo de la nota o bien como destacado o bien como pie de foto)
Guiados por una filosofía sustentable y un profundo respeto hacia la naturaleza, Mara y Gerardo llevan adelante las obras de DIEZPASOS con una consigna bien clara: aprovechar los recursos disponibles. Madera, hierro y piedra son elementos nobles que aportan calidez y conviven en armonía con el ecosistema. “Que la materialidad no invada el paisaje sino que se adapte: esa es la misión”. Y para lograrla, observan y cuidan cada detalle, desde las formas y características propias del terreno hasta la conservación rigurosa de especies forestales. Conscientes de que en la escena de Villa Robles los pinos son protagonistas, utilizan la iluminación exterior para destacar su presencia.
CAMINOS HACIA LO IMPREDECIBLE
Con un carácter disruptivo, en la vida y en la arquitectura, Noriega y Ambrosio procuran alejarse de lo tradicional y apuestan a introducir el factor sorpresa. En sus construcciones, de ambientes amplios y ligeros, se encuentran elementos no tan evidentes pero que están ahí, velados, a la espera de una mirada sensible. Se requiere de un recorrido atento para ir descubriendo puertas pivotantes de diseño propio y factura artesanal que se ocultan en los muros y se abren a pasajes sutiles.
En El Granero, un proyecto destacado sobre el que nos hablan más adelante, la doble altura también participa del juego y logra llevarnos hasta el asombro con una propuesta ingeniosa que irrumpe para hacer prevalecer el artilugio por sobre la lógica: una canoa de madera parece flotar entre las aguas del techo.
¿POR QUÉ DIEZPASOS?
“En verdad, los diez pasos no tienen que ver con que haya diez pasos ya estipulados, sino que entendemos que en la vida todo es un proceso. Entonces, para poder llevar a cabo algo tenemos que ir por pasos, dedicándole los tiempos necesarios a cada etapa: la del proyecto, la de obra, la de dirección… De hecho, para nosotros el proceso inicia con la primera llamada telefónica que nos hacen, cuando empezamos a conocer al cliente.”

“No nos gustan ni los proyectos ni los procesos de estrés, como tampoco somos partidarios de la obra express. Nuestro trabajo es lento, quizás, pero priorizamos dedicarnos mucho al diseño y también disfrutar la etapa de la obra. Nos interesa que nuestras casas lleguen a manos de sus dueños con la mayor cantidad de detalles posibles,” explica Gerardo.
EL GRANERO: PROTOTIPO DE ARQUITECTURA RURAL
Cuando alguien entra en El Granero es abrazado por su aroma a madera y el sonido ambiente que componen pinos y pájaros. La naturaleza está afuera y está adentro, los límites se vuelven difusos, todo es comunión.
Con una fuerte impronta masculina, dada por los colores y los materiales, este proyecto fue concebido como un lugar para disfrutar en pareja o con amigos. Sin vecinos en las cercanías, dispone de una superficie grande vidriada, destinada al área social, y siete metros y medio de altura que albergan dos habitaciones con baños en suite. En suma, doscientos veinte metros cuadrados habilitados para disfrutar del encuentro con otros.
¿CÓMO NACE EL GRANERO?
“Solíamos comer en un lugar de Palermo (OLSEN) que tenía una tipología similar a la de El Granero: la doble altura, la espacialidad, las cabriadas… Y cada vez que íbamos, decíamos: ‘este lugar es para quedarse a vivir’”, recuerda Gerardo.
Y cuando por fin hallaron el terreno ideal, con una porción generosa despojada de árboles que les permitiría implantar el volumen sin resignar pinos, comenzaron a levantar El Granero.
“Nos interesaba todo esto de la reunión, del compartir momentos; el tamaño y la escala del hogar tienen que ver con pensar situaciones de invierno. No es la típica casa de verano para pasar quince días en familia. Venir y compartir un fin de semana puede que sea suficiente. Esa es un poco la génesis de El Granero: las vivencias compartidas.”
Los espacios al aire libre se trabajaron con la misma intención: la parrilla debajo de una pérgola, una mesa baja que se diferencia de las típicas de quincho, un living exterior… “Todo es para sumar amigos. Pasa mucho que la gente viene de vacaciones a la costa y se visitan. Nosotros recibimos la visita de personas que no están parando en casa, pero esa es la idea: generar el encuentro. Por eso también en el diseño agregamos el pilón para la cerveza, la heladera comercial, la barra para preparar tragos, la cocina amplia. Nos encantaría que los clientes futuros se sientan identificados con este tipo de arquitectura, tal vez más rústica pero atenta a los detalles.”
Diezpasos arquitectura
Dormitorios: 2 en suite + toilette
Superficie: 220 m2
Ubicación: Villa Robles, Buenos Aires, Argentina
Año: 2022
